Llevan días, tanto Gobierno como partidos políticos, y los órganos mediáticos, por lógica, volviéndonos locos con las reseñas sobre la situación de España en 1977, aprovechando que hace 30 años de la celebración de las primeras elecciones hasta cierto punto libres desde la II República. Y no se cansan de alabar lo modélico, según ellos, de la Transición. Y lo más curioso es que lo hacen no solo aquellos que vivieron los hechos con años suficientes para formarse, con la perspectiva que da el tiempo transcurrido, una opinión más o menos acertada, sino los que por su edad solo hablan de oídas o de lo que leyeron.
Antes de continuar, es preciso tener en cuenta que la mayoría de los que a partir del tardofranquismo lucharon contra la Dictadura no tenía, contra lo que nos dicen, una ideología clara. Habían nacido casi todos durante la Guerra Civil o durante el primer decenio del franquismo, y habían sido educados por los profesores del Régimen y por los curas que servían de tela de araña a la Dictadura. Por tanto, solo las contradicciones que veían en la España en que tenían que vivir, y los sufrimientos de los represaliados, perseguidos..., y la situación caótica de la clase obrera y, aunque lo disimulaba cuanto podía, de la clase media, llevó a la gente combativa y que miraba a su alrededor a rebelarse. Y nos referimos a los que iniciaron la lucha en el tardofranquismo porque la mayoría de los otros o habían sido asesinados, o habían tenido que exiliarse, o vivían bajo constante control policial.
Tenemos que reconocer que en aquellos años, aun existiendo coordinadoras u otro tipo de organizaciones, que agrupaban a parte de los descontentos a los que nos referimos en el párrafo anterior, y a cierto número de nacionalistas, independentistas o no, o de socialistas, o de anarquistas, solo el Partido Comunista y CC.OO. (desde los años 60) estaban lo suficientemente organizados para poder oponer a la Dictadura una resistencia efectiva. Y mucha gente combativa sin ideología clara, y muchos de los socialistas, y de los anarquistas, además de colaborar con todo tipo de organizaciones culturales y de asociaciones de vecinos --para llevar adelante con una cobertura más o menos real su lucha--, con frecuencia colaboraba con el Partido Comunista o con CC.OO. o con ambos, o se unía a ellos.
Desde que se inicia el decaimiento del franquismo, año 1969, hasta finales de 1973 suceden muchas cosas; cosas de las que no vamos a hablar para no hacernos pesados --aunque luego se nos acuse de no ser prolijos--, igual que tampoco vamos a hablar de las anteriores a 1969, ya que sobre unas y otras se ha escrito y escrito, aunque no siempre fuera acertadamente. Si empezamos nuestro relato a finales de 1973, es porque tiene lugar la muerte de Carrero Blanco, 20.12.73, y en octubre de 1974 el Congrero del PSOE en Suresnes (Francia).
Con la muerte de Carrero Blanco, de la que ETA creemos que fue solo la mano ejecutora, Franco se queda sin el hombre de confianza que sería su "sucesor en la sombra" tras su fallecimiento. Sucesor en la sombra que procuraría que Juan Carlos, una vez proclamado Rey de España, se sometiese a las Leyes Fundamentales del Reino y a los Principios del Movimiento Nacional; Leyes y Principios que Juan Carlos juró al ser proclamado Principe de España, 22.7.69, y al ser proclamado Rey, 22.11.75.
El Congreso del PSOE en Suresnes tiene una importancia capital en el camino que tomó el postfranquismo. Dicho Congreso es, en realidad, un golpe de estado dentro del PSOE. Con él, el sector sevillano y vasco, al imponer sus criterios, trae a España un PSOE diferente al histórico; por otra parte, un PSOE subvencionado por la Internacional Socialista, principalmente por la socialdemocracia alemana y la sueca, y por EE.UU. --o, al menos, con su bendición--. Se nos podrá decir lo que se quiera en torno a esta afirmación. Pero, antes de contradecirnos, se debe tener en cuenta que tanto la Internacional Socialista como EE.UU., en plena Guerra Fría, querían evitar a toda costa que el Partido Comunista se hiciese con el poder. Y no había forma mejor que promocionar un partido alternativo, que no podía pertenecer a la derecha pues toda la izquierda española se hubiese opuesto.
La llegada del PSOE a la lucha interna española se hace en plan indiano de finales de los años 40 del siglo XX. Un partido que tenía poco más que las siglas aparece en la lucha antifranquista no solo con un fuerte respaldo económico, sino internacionalmente político. Pero con un pago que realizar a cambio del apoyo recibido: evitar que no solo el Partido Comunista llegase al poder, sino también impedir las "veleidades revolucionarias" que con la vuelta de la CNT a la actividad pudiesen surgir ahora que ya se prevé cercana la muerte de Franco.
De finales de 1973 a 20 de noviembre de 1975, fecha en que por fin "revienta" el Dictador, se caracteriza primero por la orgía de ejecuciones que amenizó sus últimos años de vida --acordémonos de Puig Antich, Txiqui, Baena...--. Después, por la aparición de grupos disidentes en los esbirros de Franco: Unión Militar Democrática (agosto de 1974), Justicia Democrática (ya iniciado en 1972)... o en los esbirros de la Iglesia: curas obreros, Cristianos para el Socialismo... Y, luego, por una sopa de siglas con las que se identificaban una serie de grupos, en la que se mezclaban organizaciones con afiliación numerosa y con afiliación minoritaria, y muchas organizaciones de reciente constitución.
La aparición del PSOE, tras el Congreso de Suresnes, trae consigo la formación, junio de 1975, de la Plataforma de Convergencia Democrática: PSOE, MC, ORT, democristianos y socialdemócratas; en abierta oposición a la Junta Democrática de España, formada en julio de 1974, y constituida por PCE, PSP, PTE, ASA de Rojas Marcos, CC.OO. e independientes. Estas dos organizaciones, Plataforma y Junta Democrática, acaban fusionándose, 26.3.76, y constituyendo la Coordinación Democrática, o Platajunta --hay quien dice que como consecuencia de los asesinatos de trabajadores en Vitoria el 3.3.76--. Y empieza a hablarse de la Ruptura pactada con la Corona, es decir, de bajarse los pantalones; bajada de pantalones cuya cumbre fue aceptar la Transición, con la apariencia de hacerlo a regañadientes y, para cubrirse la espalda, llamar a la abstención en el referéndum de 15.12.76, referéndum que aprobó la Reforma Política de Suárez. Luego... hasta el Partido Comunista llega a renunciar a su querida República.
Ya iniciada antes de 1973, hasta 1975 la revuelta obrera es cada vez más imparable y las huelgas abarcan a la mayoría de los sectores productivos. Al grito de "¡Libertad sindical!", las manifestaciones en las grandes capitales de España se suceden; y la represión recoge su fruto de muertos, heridos, detenidos, torturados, encarcelados... Y los procesos a sindicalistas son continuos; de ellos, los que más repercusión tuvieron fueron el Proceso 1001 y el Juicio de los 23, ambos contra dirigentes de CC.OO.
Desde diciembre de 1975 hasta abril de 1976, los trabajadores no dan pausa en la exigencia de sus derechos; y se dan condiciones para una huelga revolucionaria. Por añadidura, el Ejército, aunque intenta disimularlo, carece de un jefe con suficiente carisma en el estamento militar para protagonizar una asonada como la de 1936. Sin embargo, a partir de abril de 1976, pese a continuar la movilización de los trabajadores, se esfuma poco a poco todo aquello por lo que llevó una lucha indomable el pueblo combativo.
El pueblo español, fatigado por tanta lucha contra la Dictadura, que parecía inacabable, una vez caída ésta cree en su mayoría a pie juntillas que se van a cumplir los fines por los que se luchó. Participa en las elecciones de 15 de junio de 1977 esperando que la Constitución que elaboren los diputados colmará, al menos en parte, sus aspiraciones. Y antes no exige que se le consulte qué quiere para España, pues cree en lo que los partidos políticos dicen: que es solo el comienzo y que, más adelante, se irán cambiando las cosas; y el referéndum constitucional, 6.12.78, queda en un acto casi protocolario.
Del resto ya no hace falta ni hablar casi. La Constitución elaborada incluye todo aquello contra lo que se luchó: monarquía, capitalismo... El resto de la historia de este país hasta hoy en día no es más que el fruto constitucional. Una vez que se repusieron los capitalistas --y lo hicieron rápido, el 29 de junio de 1977 nace la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE)--, fueron imponiendo sus tesis y sus deseos a los trabajadores, llegando actualmente a mangonear a los sindicatos con más número de afiliados: CC.OO. y UGT. Y 30 años más tarde de aquellas elecciones, desde precariedad laboral hasta salarios y pensiones ínfimas, desde corrupción hasta millones de personas bajo el nivel de la pobreza..., y la negación de justicia a las víctimas del franquismo, es cosa de cada día.
¿Cuál es, por tanto, la definición que podemos hacer de las elecciones de 15 de junio de 1977? El muy español timo de la estampita.