29 mayo 2007

Tras las elecciones

Durante los días que duró el último periodo electoral, ha sido frecuente oír a ciertos compañeros hablar sobre la pérdida de tiempo que supone el dedicado a promover la abstención.
Además, se vio frecuentemente como esta dejación de la lucha contra el sistema instituido se convertía en lo que podríamos llamar "pasotismo censal". Así, la mayoría de dichos compañeros no cuidaron de estar incluidos en el censo; y quizá convirtieron su abstención en una sencilla y no importante inexistencia electoral.
Sin negar su razón a quienes consideran la llamada a la abstención una hasta cierto punto pérdida de tiempo, por la dejación o paralización de otras acciones en curso, es erróneo, en nuestra opinión, tanto el dedicarse en exclusiva a luchar a favor de la abstención como el ignorar las elecciones. Debemos pensar que el comunicar a los demás las razones de que no participemos en el juego electoral --por ello mismo debemos cuidar de figurar en la lista de votantes-- le da a nuestra acción una repercusión más allá del simple hecho abstencionista.
Vamos a hacer aquí un breve inciso para mencionar otro tipo de elecciones: las elecciones sindicales. Parecidas a las otras hasta cierto punto, a través de ellas se llega a la siempre en exceso frecuente colaboración con la patronal; y se le facilita al Estado una injusta, y relativa aunque no por ello menos dañina, paz social.
Por otro lado, y volviendo al tema inicial, una vez finalizados los comicios lo normal es olvidar las elecciones hasta la próxima convocatoria. Sin embargo, aunque no nos guste, del resultado de las elecciones de turno depende en muchas ocasiones la mayor o menor dificultad para hacer parte de nuestra labor anarquista; es decir, depende de los políticos que consigan el poder el que nos pongan más o menos trabas, trabas que pueden obligarnos, incluso, a una determinada clandestinidad.
Esto no es ninguna exageración. Cualquier compañero que intente el uso de locales públicos hasta el teóricamente fácil reparto de panfletos o pegada de carteles, o el montar una mesa en un lugar céntrico, sin hablar de cosas más complejas, puede con determinados partidos políticos encontrar unos obstáculos muchas veces insalvables, cuando no denuncias, persecución policial, detenciones, multas...
Es, por ello, que un análisis cuidadoso de la situación política surgida de las elecciones puede hacernos prevenir, o evitar, situaciones represivas a que tan dados son los partidos políticos, sin excepción alguna, con la disculpa de velar por "la seguridad pública" o por "la seguridad, o unidad, de la patria". Y no nos engañemos, si ya es difícil nuestra labor con las trabas que nos ponen para hacer llegar a la gente nuestras ideas, o las razones que nos mueven a tomar determinadas posturas, ¿acaso se puede entender nocivo o contrario a nuestra ideología el intentar de esta manera facilitar la acción de nuestros compañeros o de la organización a la que pertenezcamos?